miércoles, 26 de octubre de 2011

MUERTE DIGNA

Hay muertes apacibles, silenciosas, que sorprenden mientras se duerme; otras “elegantes”-como le oí a un médico-cuando, de pronto, el corazón niega sus latidos en un momento placentero de la vida cotidiana. Incluso hay muertes que, aun dentro de la tragedia, tienen tintes poéticos, como la de Edith Holden, naturalista, poetisa e ilustradora inglesa que se ahogó al caer al Támesis cuando intentaba alcanzar flores de castaño.

Pero él está inmóvil en una cama desde hace años ,conectado artificialmente a la vida. No habla, no reconoce a los suyos, no come y lo alimentan por una sonda nasogástrica que, más de una vez, él intenta arrancársela y, para evitarlo le vendan las manos con los dedos apiñados como un muñón.
**********************************************************************
La Ley de “Cuidados paliativos y Muerte Digna”, permite “sedaciones terminales para evitar que el sufrimiento del enfermo desahuciado se prolongue, aunque suponga acelerar su muerte”,siempre que haya consentimiento del enfermo.
El empeño en mantener con vida al desahuciado, por medios artificiales, es considerado “ensañamiento terapéutico” porque prolonga el sufrimiento
inútilmente. Si bien el término “ensañamiento” no me parece adecuado, estoy de acuerdo en el espíritu de la frase.
- Se establecen también las obligaciones del personal sanitario y la objeción, por parte de estos profesionales, será considerada delito.

Esta ley, suscita debates éticos, porque algunos ven en ella una “eutanasia encubierta”, contraria a sus creencias religiosas y prejuicios morales.

No obstante, hay diferencias notables:
-En la Ley de Muerte Digna, la eutanasia sigue siendo delito.
-No afecta a los enfermos de Alzheimer en una fase avanzada, y a los que padecen enfermedades degenerativas de total invalidez, aunque estos expresen su voluntad de morir.
-La eutanasia incluiría a estos enfermos sin posibilidad de recuperarse ni de vivir satisfactoriamente, que manifieste su firme deseo de morir.

El término eutanasia viene del griego; se define como “acción u omisión que acelera la muerte de un desahuciado, con el fin de evitar el sufrimiento”, cuando el enfermo dé su aprobación.

Hay mucho recelo en aceptar la eutanasia, por tres motivos:
1-Las creencias religiosas que atribuyen a dios la vida y la muerte.
2- El uso que los nazis hicieron, como “depuración de la raza”, asesinando a los discapacitados de todo tipo.
3- No siempre los enfermos están en condiciones de dar su consentimiento.

Algunas cuestiones de esta ley me suscitan dudas:
1-¿No necesitarían apoyo legal los enfermos mantenidos artificialmente con vida, sin esperanza de recuperación, y los que sufren enfermedades degenerativas de gran invalidez, para beneficiarse de la muerte digna?
2- ¿Se puede obligar a vivir a un enfermo, contra su voluntad?
3- ¿Puede considerarse delito la objeción del personal sanitario?

Ya sabemos que la objeción puede ser una estrategia de partidos políticos y organizaciones religiosas para boicotear la ley, pero, aun así, me cuesta
aceptar que objetar, por razones de conciencia, deba considerarse delito.

martes, 18 de octubre de 2011

Y después del 15O, ¿qué?


Y DESPUÉS DEL 15O, ¿QUÉ?

Escrito por Julia



Vivo, desde hace un año, en un pequeño pueblo de la sierra madrileña. Me instalé aquí pensando que con unos cuantos kilómetros de distancia podría alejar una ciudad que me incomoda, unos valores que detesto y conducirme a un caminar sereno, tranquilo y más acorde con mi filosofía actual. Gran error. Cuando hay hábitos arraigados, preguntas que requieren contestaciones; cuando el día a día te ha impuesto, a lo largo de los años,  determinadas acciones y pensamientos concretos, no hay distancia que pueda alejarlos; allá siguen acompañándote aunque habites en una gruta como eremita; y buscarás el periódico en el pueblo más cercano o meterás la nariz en él, a poco que te descuides, para saber como respiran sus habitantes.


Ayer, en mi paseo diario, estaba yo ensimismada con la lista de los quehaceres cotidianos, cuando un grupo de jóvenes (cerca de una veintena) llamó mi atención. Eran “indignados” preparados para la marcha conjunta en Madrid y, al contemplar su alegría y su unidad emocional tan compacta, no pude evitar pararme con el ánimo dispuesto a expresarles mi apoyo.

Próxima a ellos, pude distinguir las conversaciones que en nada se parecían a las que yo supuse.

Queridos tertulianos, soy de la generación posterior a la del 68, en la que cuatro jóvenes reunidos era un buen comienzo para una charla política, utópica y seria. Pertenezco a otra generación que esos jóvenes, la misma a la que ellos señalan como causa de los males que hoy aquejan a la sociedad a la que pertenecen. Y tienen razón, lo triste es que tienen razón; pero con ellos no van los dramas, y simultanean las peticiones con su “día a día”, con “¿has traído suficientes bocadillos?” o “Carlos no viene, ayer se cogió un pedo y está durmiendo”, con su realidad.

Pude ver una gran excitación y mucha emoción en ellos y, como dice Zygmunt Barman, “si la emoción es apta para destruir resulta especialmente inepta para construir nada. Las gentes de cualquier clase y condición se reúnen en las plazas y gritan los mismos eslóganes. Todos están de acuerdo en lo que rechazan, pero se recibirían 100 respuestas diferentes si se les interrogara por lo que desean”.
La emoción es (¿cómo no?) “líquida”. Hierve mucho pero también se evapora”.

Hoy, he leído periódicos y oído telediarios en los que se hablaba de los “indignados globales”; no he escuchado propuestas para partidos políticos que inicien su andadura con cualquier slogan de los que poblaban las manifestaciones, ni personas que quieran acomodar la oposición entre economía global y política nacional para hacerlas compatibles. Tampoco ninguna teoría sobre cómo equilibrar  la descompensación que arrasa las leyes y referencias locales para convertir la creciente globalización en una fuerza nefasta. Nada oí de qué hacer para que los políticos no sean marionetas, incompetentes o corruptos; no se habló de fórmulas para que los financieros se dediquen a su trabajo sin desestabilizar el mundo ni cómo obligarlos a que dejen la política y a los políticos.

Resumiendo: apenas oí que se hablase de algo importante que pudiera cambiar las condiciones actuales. Como en la reunión del pueblo donde vivo, veo mucho bocadillo, demasiada emoción y pocas cosas concretas. Ya tengo una cierta edad, puede que sea mi cerebro el que no es capaz de distinguir las últimas.

sábado, 8 de octubre de 2011

Acerca del 12 de octubre

El 12 de octubre de 1492 desembarcaron en la isla de Guahahaní los hombres que, comandados por Cristobal Colón, buscaban llegar a las Indias navegando hacia occidente.
En algún momento de la historia, fecha que desconozco, se decidió conmemorar en ese día el llamado Descubrimiento de América, que tal fue lo que sucedió desde el punto de vista de los europeos, que buscando las islas de las especias se encontraron con un continente nuevo para ellos, los aborígenes deben haberse sentido más bien invadidos.
Ha tenido esta día nombres distintos, como El día de la raza y El día de la hispanidad (cuando yo era niño se celebraba El Día de la Raza). Muy pronto tuvo problemas la alusión a la raza, desde que no quedó nunca y para nada claro de que raza se trataba, si  la que conquistó, la conquistada o la dispar mezcla de ambas.
El día de la hispanidad suena mejor, indudablemente, pero solo desde el punto de vista de los hispanos, o de los que, aunque americanos, prefieren sentirse más cerca de la hispanidad que de la herencia autóctona.
¿Pero que significa realmente hispanidad?, se supone que la definición es algo así como: «conjunto de naciones ligadas por una comunidad de intereses y subordinadas a una denominación común de hispanidad».
Desafortunadamente el celebrar el día de la hispanidad puede ser muy razonable para los españoles, pero es difícil que lo sea también para los americanos. No solo desde el punto de vista histórico y político, sabemos que la civilización que los expedicionarios de Colón y los que vinieron detrás trajeron, venía muy acompañada de una feroz intolerancia religiosa y una despiadada expoliación, sino también porque es imposible considerar a las etnias originarias dentro de ese concepto. Además, y para mayor tropiezo, no todo el continente americano fue colonizado por los españoles, por el Este el Tratado de Tordesillas le asignó una parte a Portugal y por el Norte la falta de recursos del desierto del Mojave desanimó aún a los más emprendedores españoles.
Así, en estricto rigor solamente la parte de América colonizada por los españoles y poblada por sus más o menos descendientes, podría acompañar a España en su celebrada hispanidad y quedarían fuera las Américas portuguesa, británica y francesa, que tienen su herencia propia.
Los pueblos originarios, que poco y nada tiene que agradecer a sus conquistadores y poco también a sus actuales descendientes, no debieran tener motivo alguno para celebrar el famoso día en que para su infortunio fueron descubiertos.
Se ha tratado de llevar las aguas de la hispanidad por el cauce de la lengua común, pero eso tampoco ha dado resultados, porque los hijos de la península no solo llegaron a América, sino también se asentaron en otras y distantes regiones del globo. Así, pueden reclamar algo de herencia hispana pueblos tan lejanos y dispares como son los filipinos y los guineanos, por ejemplo, pero ellos no fueron descubiertos por Colón.
Visto así, el día 12 de octubre solo tendría importancia para los españoles, que pueden celebrar tranquilamente el Día de la Hispanidad, puesto que son legitimamente hispanos, o el Día del Descubrimiento, que buen provecho obtuvieron de lo que descubrieron, pero es difícil que los americanos puedan celebrar algo, los del centro y el sur porque no pueden celebrar lo que les fue funesto y los del norte porque ellos fueron descubiertos primero por Leif Ericson y después por los ingleses, a los que jamás se les ha ocurrido la idea de celebrar el dia en que comenzaron a llegar a las costas de Virginia.
De modo que mientras en España se celebra La Fiesta Nacional, en los paises americanos se celebran, el mismo día, cosas tan dispares como El Día del descubrimientos de dos mundos, El Día de las Américas, El Día de Colón o el atroz Día de la Diversidad Cultural Americana. Es que, como sea, si se trata de un día festivo cualquier motivo sirve ¿y quién se atreve a quitarle un feriado al pueblo?.

Jenofonte