viernes, 13 de enero de 2012

Comunicación vía Internet ¿maravilla o riesgo?

Es evidente que en los dos últimos siglos las comunicaciones han tenido una evolución espectacular. El vapor, moviendo al ferrocarril por tierra y a los barcos en el mar, lograron reducir el tiempo de viaje de la correspondencia a niveles imposibles hasta ese momento. Posteriormente el telégrafo hizo las comunicaciones más rápidas todavía. En su novela Miguel Strogoff, Julio Verne ilustró, mediante sus personajes Blunt y Lolivet, como las noticias podían ser enviadas a los periódicos directamente desde el lugar de los hechos, siendo su recepción casi inmediata.
El avión, de uso generalizado desde principios del siglo XX es solo una mejora, sustancial en cuanto al tiempo, pero no diferente de los que significó el ferrocarril.
Pero es con la llegada de Internet que las comunicaciones se masificaron de una forma impredecible, nadie, ni sus creadores, ni el más imaginativo de los autores de Ciencia Ficción imaginó el crecimiento que tendría.
En un comienzo la comunicación via red interconectada estaba destinada al ámbito científico, pensada para que los estudiosos pudieran compartir textos y publicar
información acerca de sus trabajos.
Actualmente, después de una violenta evolución, la comunicación instantánea quedó al alcance de cualquier presona con acceso a un computador.
¿Qué tiene de bueno esto?, de partida la posibilidad de comunicarse con cualquier persona en cualquier parte del mundo, con la posibilidad también de recibir una respuesta de manera inmediata. Esta es la gran ventaja, siendo una adicional el que de cada mensaje enviado queda constancia, es decir que se puede demostrar que se envió un determinado mensaje.
Hay algunos problemas asociados a la facilidad con que se puede enviar mensajes a usuarios múltiples, es decir que de un mensaje se puede enviar copias a un indeterminado número de destinatarios. El problema es que cualquier persona puede enviar uno o más mensajes a un gran número de personas, es decir que es el sueño de los medios propagandísticos, publicidad masiva. Esto puede llegar a ser molesto, cuando el 99% de los mensajes publicitarios que nos llega no nos interesa.
Otro gran problema, tal vez el más grande, es el del anonimato, es decir que detrás de un correo electrónico puede existir una persona o una entidad que decide no declarar su identidad o presentar una identidad falsa con propósitos que pueden ir desde un simple y patológico deseo de molestar a otros hasta la clara intención de provocar un daño, aprovecharse de alguien o simplemente cometer un delito.
Se habla entonces de la vulnerabilidad del sistema, presentando como una gran desventaja el que una persona pueda presentar una identidad falsa y con eso pueda entonces engañar a otra.
Pero yo creo que ese riesgo existe desde que existe la correspondencia. En un intercambio epistolar entre dos personas que no tienen la posibilidad de conocerse personalmente, siempre existió la posibilidad de mentir y engañar presentando una imagen falsa (como en la película El bazar de las sorpresas), por lo que el problema no es propio de la comunicación vía Internet. Lo que si es cierto es que, siendo la Internet tan masiva, el número de mentirosos en acción puede ser muy alto.
Estimo que las ventajas de la comunicación vía Internet son tan grandes que ni siquiera una cierta proporción de mal uso puede ni de cerca desvirtuarla. La posibilidad de comunicarse, rapidamente, con personas que viven en las antípodas, es absolutamente maravillosa. La posibilidad de ser engañados es real, pero la posibilidad de ser engañados no existe solamente en la comunicación vía Internet, sino potencialmente en cualquier medio de comunicación, incluso en el cara a cara, por lo que negarnos el acceso a este medio tecnológico moderno solo por temor a ser engañados de alguna forma, no corresponde, no es razonable.
Opino que la comunicación vía Internet a través del correo electrónico es algo fantástico y que los defectos que puede tener son, inevitablemente, los de la humana condición. La comunicación vía Internet ya se adueñó de nuestras vidas y solo nos queda vivir de acuerdo con eso. Aunque los mentirosos existan creo que, de todos modos, las personas razonablemente sinceras siempre serán la gran mayoría.