lunes, 15 de agosto de 2011

Homosexualidad 3

(Comentario extenso sobre el mismo tema)

Permítanme una previa reflexión semántica.
Uno de los significados del término “hétera” es prostituta, ¿Heterosexual es prostitución sexual?
También “hetero” significa diferente, desviado, contrario a “orto”, lo considerado auténtico y veraz. Si es así, “lo biológicamente normal” sería ortosexual, siendo heterosexual la homosexualidad, “lo biológicamente distinto”.
¡Déjenlo!, es puro entretenimiento semántico.
Solo puntuaré algunas cosas:

1º.- No dije que la moral cristiana impregnara nuestra sociedad sino que nuestra convivencia es su producto resultante. Obviándo acciones indeseables puntuales de los poderes religiosos (la Iglesia es otra cosa), toda nuestra sociedad, desde su origen, es el compendio de su cultura, sus costumbres, sus leyes, sus ciencias, sus creencias, sus miedos, sus éxitos, sus fracasos; y, para bien o para mal, ha sido, y es, la más estable y la que ha permitido el progreso moral, científico, tecnológico, intelectual y artístico mayor del mundo. Esa sociedad, mosaico de creencias, intereses y pasiones, ha ido generando ideas, pensamientos y propuestas que, sorteando intransigencias de toda índole que se empeñan en dar saltos traumáticos que arruinan su progreso, ha confeccionado una forma de convivir relativamente estable que ha permitido florecer la sensatez, la solidaridad, la ciencia, la creatividad y el arte. Esa es la sociedad en la que estamos todos, la que sufrimos todos, la que gozamos todos. Y aceptamos que hay cosas que se pueden mejorar, pero desde la convivencia, no desde el enfrentamiento sectario, no desde la lucha de ideas. Por eso tenemos que reconocer nuestra participación y responsabilidad compartida. No vale bajarse del metro que te sirve de transporte para echarle la culpa a los de dentro de la peste del vagón.

2º.- ¡Hay que condenar al pederasta! Me sorprende esta afirmación porque no guarda relación con la línea argumental. ¿Por qué hay que, no solo censurar su esencia sino nada menos que condenarlos? Su “inclinación sexual” también le viene impuesta biológicamente y, como el homosexual, también tiene derecho a que la sociedad reconozca y acepte su forma comportarse libremente. De acuerdo, consideremos la pederastia como una violación, condenable a todas luces, de la intimidad física y moral de un menor y que tal perversión sexual no es exclusiva de los homosexuales, pero, ¿qué me dice de los necrófilos o los que practican el bestialismo, cuyos sujetos pasivos ni sienten ni padecen?, ¿también podemos asistir impasible a una escena de sadismo en cualquier plaza pública?, ¿debemos achacar a la “apestosa” sociedad su falta de libertad de expresión?, ¿debemos, sin más, atender sus peticiones?, ¿qué inclinaciones sexuales deben permitirse y cuáles no? No es fácil posicionarse; debemos ser cautos antes desautorizar a los que no están en la misma sintonía.

3º.- En mi ejemplo taurino no pretendía exponer la hipocresía, sino la imposibilidad de conciliar en un mismo individuo sentimientos encontrados producidos por un mismo acontecimiento. Es la esquizofrénica ambigüedad en la que nos movemos que impide decantarnos en uno u otro sentido. Solo los perversos, ocultando el sentimiento que le estorba, muestran rampantes los que le interesan, se instalan en la infalibilidad de criterios e imponen tendenciosamente el maniqueísmo de buenos y malos; y muchos son los necios que lo abrazan de forma irreflexiva convirtiéndose en gregarios de ese sectarismo que les asegura la posesión de la verdad.

4º.- Me reafirmo en que son las minorías marginadas, que pretenden ser aceptadas en una sociedad hecha y asentada, las que deben hacer notar la ausencia de perjuicios en su comportamiento. Pero los grupos reivindicativos homosexuales lo hacen, a mi juicio, de forma inadecuada, exhibiendo su parte chocante y fea. De acuerdo que la ordinariez es una manifestación común, pero los homosexuales son los que exigen la aprobación general en este caso y de esta forma no solo no convencen a la mayoría razonable sino que dan alas a los intolerantes. Por otro lado, hay hechos evidentes que permiten deducir que un determinado conjunto homosexual se comporta como un grupo fáctico, controlando determinados sectores importantes de actividad civil (medios audiovisuales, por ejemplo) que, paradógicamente, conducen de forma sectaria cuando no mafiosa. Podría aducirse que son infundios sin bases reales; de acuerdo, pero real o ficticio es un handicap para procurarse la simpatía del colectivo y debe apresurarse a eliminar tal sospecha.

5º.- Finalmente, me declaro incompetente no solo para enjuiciar sino para tomar decisiones respecto a aceptar socialmente estas formas minoritarias de ser diferentes. Pero también soy sociedad y no pretendo salir de ella y colocarme enfrente para espetarle que es hipócrita. Yo, también, formo parte de esa hipocresía y, aunque lejos del “apestoso” puritanismo, comulgo con ese sector importante de la sociedad que se muestra reticente a compartir mesa y mantel con el libre comportamiento público de los homosexuales; un sector que tiene criterios con raíces éticas y racionales que merece la pena defender. Y, desde esa posición, insisto, creo que es un error el enfrentamiento. Sé que hay homosexuales con la capacidad moral e intelectual suficiente para que, anulando la bajeza y zafiedad del grupo, nos lleven a la sociedad indecisa al convencimiento de que no hay motivo para el miedo y el rencor; que es la tolerancia y generosidad la única salida a los necios enfrentamiento inútiles. Todos, repito todos, somos sociedad y tenemos responsabilidad en su esencia, su evolución y su destino.

En lo personal soy prisionero de mis vivencias, de mi tiempo y de mis sensaciones y, a estas alturas de mi vida, no soy sectario, ni gregario, ni tengo interés en marcar tendencias. Me considero un escéptico al respecto, y, venciendo mi natural repugnancia por determinados comportamientos, me esfuerzo en abordarlos con curiosidad, razonamiento y comprensión, pero ya sin prejuicios ni apasionamiento.

5 comentarios:

  1. Creo que este es el discurso definitivo para cerrar el tema. Expuesto el pensamiento de cada uno cualquier cosa que siga será un irse por las ramas.
    Concuerdo con Luis, tal vez porque pertenezco a la misma generación, una que ha tenido que absorber demasiados cambios.
    Frente a una pública demostración de homosexualidad nuestra razón nos dice que debemos aceptarla, pero la formación que recibimos al comienzo de nuestra vida nos sigue gritando que eso no puede ser, mal que nos pese.
    Pero creo que el problema real comienza cuando asociamos las cosas. Así, debemos rechazar a un ladrón porque es ladrón, no porque es negro o a un asesino porque es un asesino y no porque es extranjero. Si nuestra formación moral nos dice que una persona es impúdica, debemos rechazarla por que es impúdica, no porque es homosexual, aunque muchas veces nos cueste.

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  2. ¿Sabes Jenofonte? Cada vez que entras te leo atentamente porque eres un ejemplo de serenidad y sensatez.
    Estos días en los que no entré, estuve rumiando vuestras reflexiones: Fany, Luis, Romero y tú que, todos de distinta personalidad, con vuestra autenticidad por bandera y, a estas alturas de mi vida, me llenan el huequito que me faltaba.
    Cada uno teneis razón y no; cada uno comenta según su prisma y lo exponeis abiertamente. Me gusta esta forma de tertulia. Gracias por hacerlo, gracias por vuestra sinceridad, difícil de encontrar en Internet.

    Un saludo.

    Julia.

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  3. LUÍS, respondo a tu última entrada,siguiendo sus puntos, como referencia.
    -Utilicé el prefijo "hetero" por oposición a "homo".Ya nos cantó Aznavour: "Je suis un "homo" comme ils disent".Si unos dicen "homo", ¿por qué no decir "hetero"a sus diferentes?.Bueno, fue un juego semántico.

    1-Acepto su aclaración; no era necesaria; los dos conceptos no se contradicen.
    Pero usted nos hace responsables a todos por igual:"Todos somos responsables de la "peste" del vagón en el que viajamos"... ¡¡Pues no!!.Los modelos sociales de matrimonio, familia, sexualidad,ética,moral,etc. los imponen quienes detentan el Poder.La sociedad se hace cómplice al no cuestionarlos,pero no es lo mismo.

    2-¿Que la alusión a la pederastia no tiene relación con la línea argumental?. Disculpe; di respuesta a estas palabras suyas:
    "Su “inclinación sexual” también le viene impuesta biológicamente y, como el homosexual, también tiene derecho a que la sociedad reconozca y acepte su forma comportarse libremente...." "¿qué me dice de los necrófilos o los que practican el bestialismo, cuyos sujetos pasivos ni sienten ni padecen?"...

    Primero decirle que los animales tienen sentimientos.
    Segundo, que me parece muy discutible igualar homosexualidad con otros comportamientos.Y aclarar que no digo condenar en sentido estricto.No juzgo los sentimientos y pasiones de nadie, pero sí rechazo esos comportamientos por lo que ya dije.Pero no soy juez.Como usted dice "debemos ser cautos al desautorizarlos".Su complejidad supera mis razonamientos; solo los veo como muestra de lo complejo y raro que es el ser humano.

    3-De acuerdo.Eso entendí.Ante un mismo hecho, podemos tener sentimientos contradictorios.A cada cual pelear con ellos.

    4-Creo que el colectivo homosexual debería convencer al sector folclórico-hortera de que su exhibicionismo produce rechazo social, pero no que las minorías tengan que hacer méritos especiales para que los demás los aceptemos.

    5-Aquí usted hace una flexible declaración de su postura (también flexible).Hay una parte con la que me identifico:"me declaro incompetente para enjuiciar" -¡¡excelente postura!!-,pero no para opinar que la homosexualidad debe aceptarse.Tampoco me cuadra en usted esa reticencia "a compartir mesa y mantel con el libre comportamiento público de los homosexuales".Quizá lo que se lo impide es la palabra "libre", porque hay unas normas de convivencia elementales para todos cuando coincidimos en espacios públicos.

    Desde que leo sus escritos le tengo por tolerante, nada convencional,de profundos sentimientos y cualidades humanas para acercarse al alma de los otros y tenderles la mano.

    Recobro esta opinión en las últimas palabras:
    "soy prisionero de mis vivencias, de mi tiempo y de mis sensaciones"... "Me considero un escéptico al respecto, y, venciendo mi natural repugnancia por determinados comportamientos, me esfuerzo en abordarlos con curiosidad, razonamiento y comprensión, pero ya sin prejuicios ni apasionamiento".

    Leyendo su conclusión,vuelvo a sentir el vínculo de sentimientos y actitudes que me hacen sentir el placer de compartir esta tertulia con usted.

    Y, como dice Jenofonte, no tengo nada más que añadir sobre este tema.

    Permítame un afectuoso saludo.
    Romero

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  4. JENOFONTE, totalmente de acuerdo contigo.Tus reflexiones pausadas, sinceras y razonadas,me resultan siempre interesantes.Aquí muestras esos sentimientos contradictorios entre lo que nos dicta la razón y los que surgen del poso que, a través de los años,ha dejado en el fondo de cada uno, la educación recibida.Y, en esta dualidad,optas por la razón,"a tu pesar".
    ¡¡Excelente!!.
    Un afectuoso saludo.
    Fany

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  5. JULIA, te estaba echando de menos; qué bien volver a leerte. Gracias por tus palabras.Creo que, en la participación en esta tertulia, todos llenamos "huequitos" de nuestra alma.Tengo rincones que reclaman vuestra palabra.
    También os doy las gracias por entrar en ellos y llenarlos de aromas diversos,pero todos reconfortantes.
    Un abrazo a todos.
    Fany

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